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La epicondilitis es una de las lesiones más comunes en las personas que juegan al tenis y por eso se le llama también codo de tenista. Pero no es una lesión exclusiva de los tenistas

También los jugadores de padel y trabajadores como los carpinteros, peluqueros, jardineros, etc, pueden sufrir esta lesión.

La epicondilitis o codo de tenista es una inflamación y dolor localizado en la parte antero-externa del antebrazo, parte posterior del codo y que puede llegar hasta el pulgar.

Esta lesión aparece por movimientos repetitivos de pronación y supinación del antebrazo (girar el antebrazo llevando la palma de la mano hacia abajo y hacia arriba).

 

Algunas de las causas pueden ser:

- Golpes de revés en tenis

- Uso de raquetas cortas, perso, tipo de grip, encordado, etc.

- Debilidad en los músculos del hombro y de la muñeca.

- Uso continuado del destormillador

- Pintar o pasar un rodillo por la pared, etc.

Su origen más frecuente es tendinoso, a veces puede ser articular e incluso en ocasiones podría existir una compresión del nervio radial. También el origen de la epicondilitis puede ser cervical.

Los síntomas pueden ser:

- Dolor en el codo en reposo o al presionar el epicóndilo (parte más externa del codo)

- Dolor del codo al moverlo, incluso al realizar movimientos cotidianos como dar la mano o escurrir una balleta.

- Dolor a la pronación y supinación forzadas.

- Dolor al extender la muñeca contra resistencia.

- Dolor que se irradia hacia el antebrazo y la mano al sujetar algo.

 

Para aliviar el dolor y bajar la inflamación podemos poner frío local en la zona, excepto si el origen es por compresión nerviosa o cervical.

Es importante reforzar y estirar los músculos epicondíleos.

El fisioterapeuta juega un papel muy importante en el tratamiento del codo de tenista y además puede enseñarte a estirar la musculatura epicondílea.

ESTIRAMIENTOS

- Extendemos el brazo con pronación (palma de la mano mirando al suelo), flexionamos la muñeca y dirigimos los dedos hacia fuera de nuestro cuerpo, quedando el pulgar apuntando hacia abajo, con la otra mano empujamos sobre ésta forzando la flexión de la muñeca. Así estiraremos la musculatura epicondílea del antebrazo.

 

- Extendemos el brazo con pronación, flexionamos la muñeca y con la otra mano, empujamos sobre ésta forzando la flexión de los dedos. Así incidiremos más sobre el extensor de los dedos.